Algodón: qué hay detrás del material más usado en textil
- La Circular Moda Comprometida
- 5 jun 2023
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Actualizado: 14 jun 2023
El sector textil es uno de los más contaminantes del planeta. Para fabricar unos vaqueros se necesitan entre 2 000 y 3 000 litros de agua. En el Día Mundial del Medio Ambiente, desde La Circular exponemos lo que hay detrás de uno de los materiales más usados en el textil, el algodón.

El algodón es una fibra textil de origen vegetal producida por una familia de plantas del género Gossypium y a la familia de las malváceas, conocidas como algodoneros o plantas de algodón. Esta fibra crece en diferentes proporciones alrededor de las semillas de la planta y se utiliza para el proceso industrial de fabricación de tejidos, siendo hoy en día la fibra natural más usada a nivel mundial.
El algodón está compuesto por celulosa pura, un biopolímero compuesto por moléculas de glucosa, que surge en forma de motas blancas de tejido suave, esponjoso, sumamente permeable al aire, por lo que absorbe fácilmente la humedad.
Existen más de 40 especies de plantas de algodón, pero solo cuatro de ellas se usan de valor comercial. Se distinguen no sólo en su procedencia —Centroamérica, Sudamérica, India y África—, sino también en la longitud de sus fibras y en las características agronómicas de su cultivo.
El algodón es uno de los materiales que requiere de mucho sol y agua, proveniente de la lluvia o del riego. El período de crecimiento de la planta oscila entre 150 y 180 días, por lo que hacen falta al menos 200 días sin heladas para su buen crecimiento. La aparición de los primeros botones florales será entre 50 a 85 días, de 25 a 30 para las primeras flores y 50 a 60 días para la floración.
Al rededor del 60 % de la fibra de algodón se emplea en la elaboración de una gran selección de prendas de ropa: camisas, camisetas, abrigos, chaquetas, ropa interior y pantalones vaqueros. También es frecuente su uso para ropa de cama, lencería, paños de cocina, batas o para insumos médicos como gasas y vendajes.
El algodón es el material natural más usado a nivel mundial, pero, a su vez, también es uno de los más contaminantes. De acuerdo a la World Wildlife Foundation (WWF), los impactos ambientales más prominentes del algodón se dan por el uso de agroquímicos —sobre todo pesticidas—, el consumo de agua y la conversión de hábitat para uso agrícola. Por ello, cercando el material a la sostenibilidad, hoy en día encontramos diferentes tipos de algodón sostenibles y cómo detectarlos.
Better Cotton Initiative: el camino hacia la sostenibilidad
El algodón BCI —Better Cotton Initiative—, es una iniciativa sostenible que tiene como objetivo transformar la producción de algodón a nivel mundial, eliminando los efectos negativos del cultivo y el procesamiento del algodón. El algodón BCI promueve mejoras continuas para el medio ambiente, las comunidades agrícolas y las economías de las zonas productoras de algodón. La BCI trabaja para obtener un mejor algodón y considerarlo un producto básico sostenible.

La iniciativa es usada por 2,7 millones de productores de algodón en 23 países y sus textiles se obtienen a través de un modelo de cadena de custodia llamado “balance de masa”. Cada vez son más las marcas que apuestan por incluir el algodón BCI en sus prendas. El grupo de moda infantil Mayoral ha incluido el BCI en sus prendas y se compromete a que la mitad de algodón usado sea de origen sostenible en 2025.
Asimismo, la empresa de tejidos e hilados Tejidos Royo, con sede en Picassent (Valencia) es una empresa algodonera que únicamente usa algodón BCI. José Royo, vicepresidente de la empresa de hilados reafirma: «Es un tipo de algodón que cumple todas las normativas europeas, en especial las de contaminación».
El algodón BCI lucha por reducir el impacto ambiental de la producción de algodón, mejorar los medios de vida y el desarrollo económico de las zonas productoras y asegurar la credibilidad y la sostenibilidad de la Better Cotton Initiative.
Algodón orgánico
Cada año se producen 27 millones de toneladas de algodón, lo que equivaldría a 27 camisetas al año para cada habitante del planeta. Pero si tenemos en cuenta que la mayoría de este algodón va destinado a mercados desarrollados, hay países que comercian el algodón equivalente a más de 100 camisetas por habitante al año.
Solo 5 países concentran el 75% de la producción mundial de algodón: India, China, Estados Unidos, Brasil y Pakistán. En total, la industria del algodón crea unos 250 millones de puestos de trabajo a lo largo de toda su cadena de producción. Desde Slow Fashion Next sostienen que muchos de estos puestos tienen una condiciones de trabajo «éticamente cuestionables», en ocasiones con existencia de explotación infantil.

El algodón es un material más limpio que otras fibras sintéticas, ya que no es un derivado del petróleo, no genera residuos plásticos a mares y tiene una capacidad de degradación aceptable.
Sin embargo, el cultivo del algodón y la producción de ropa de este tejido puede traer consecuencias negativas, como la utilización de pesticidas, generación de vertidos tóxicos y la utilización de grandes cantidades de agua. El gasto de agua se suele dar en países donde el acceso al agua potable es muy limitada, por lo que a veces se prioriza la producción del algodón a la salud y abastecimiento de las personas.
Organic Content Standard (OCS)
Verifica la materia orgánica entre un 5 % y un 100 % en un producto final. Ofrece un sistema de trazabilidad que permite una evaluación verídica a la hora de considerar productos orgánicos. Esta certifica la procedencia de la materia orgánica en sí.
Global Organic Textile Standard (GOTS)
Se trata de la principal norma para la producción orgánica de algodón. Para que una prenda pueda conseguir esta certificación, debe tener en su composición un mínimo de un 70 % de fibra orgánica. También se encarga de verificar que el cultivo así como las condiciones de trabajo son de un cierto nivel ético, y cubre aspectos logísticos como importación y exportación, etiquetado, empaquetado, transporte, etc.
El algodón, por lo tanto, es una fibra natural que a simple vista no es dañina para el planeta y podría ser sostenible. No obstante, las condiciones de producción, el uso de pesticidas y semillas modificadas genéticamente, así como el gran gasto de agua innecesario, hacen al algodón convencional una de las fibras más contaminantes.
Nuevas iniciativas del algodón, como el BCI y el algodón orgánico son las opciones ideales para un consumo más sostenible. El algodón orgánico es más suave, hipoalergénico y puede durar toda la vida. El beneficio más importante es que protege los ecosistemas, reduciendo el consumo excesivo de agua y asegura unas condiciones de trabajo dignas para las personas involucradas en su cadena de producción.
La Circular
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